Si hay un viaje que captura la esencia de Marruecos, ese es el trayecto de Marrakech al desierto de Merzouga. Es una aventura que combina la energía caótica de la ciudad roja con la serenidad del Sahara. En esta guía local, descubrirás cómo aprovechar al máximo cada parada, qué rutas seguir y cómo vivir una experiencia auténtica.
Marrakech, con sus zocos, jardines y palacios, es el alma de Marruecos. En cambio, Merzouga, situada al borde del Erg Chebbi, te ofrece un encuentro místico con el desierto. Es el contraste perfecto: del bullicio urbano al silencio dorado de las dunas.
¿Y lo mejor? El viaje entre ambos destinos es tan fascinante como los lugares en sí.
La mayoría de los viajeros llegan al Aeropuerto Internacional Menara (RAK), a solo 15 minutos del centro. Desde allí puedes moverte fácilmente en taxi o transfer. Marrakech también está bien conectada por tren y autobús desde otras ciudades marroquíes como Casablanca, Fez o Rabat.
Lo ideal es reservar al menos 5 días para este recorrido. De esta forma, tendrás tiempo de explorar Marrakech, cruzar el Alto Atlas, visitar kasbahs históricas y dormir bajo las estrellas del desierto. Si dispones de más días, puedes extender tu viaje hacia Ouarzazate o el Valle del Todra.
La mejor época para visitar Marrakech y Merzouga es de marzo a mayo y de septiembre a noviembre. Las temperaturas son agradables y el cielo despejado. En verano, el calor puede superar los 45 °C en el desierto, mientras que en invierno las noches son frías pero mágicas.
Empieza explorando la Plaza Jemaa el-Fna, corazón palpitante de la ciudad. Piérdete entre los zocos, degusta un té a la menta y visita la Mezquita Koutoubia. No te pierdas los Jardines Majorelle y el Palacio de la Bahía.
Por la noche, disfruta del ambiente animado de la plaza, con músicos, narradores y puestos de comida.
Cruza el puerto de Tizi n’Tichka (2.260 m) hacia el Valle de Ounila. Detente en la icónica Kasbah de Aït Ben Haddou, declarada Patrimonio de la Humanidad. Luego sigue hasta el Valle del Dades, famoso por sus gargantas y paisajes de cuento.
Pasa la noche en un riad local con vistas al valle.
Atravesarás el Valle del Todra, con sus impresionantes gargantas, antes de llegar a Erfoud y Rissani. Finalmente, alcanzarás Merzouga, la puerta del Sahara.
Al llegar, montarás en camello y te adentrarás en las dunas del Erg Chebbi para disfrutar del atardecer.
Después de la cena, los tambores bereberes marcarán el ritmo de la noche. Duerme en una jaima tradicional y despierta con el amanecer sobre las dunas.
Por la mañana, puedes practicar sandboard o visitar los pueblos nómadas cercanos.
El regreso suele hacerse por una ruta diferente, pasando por Alnif, Ouarzazate y finalmente Marrakech. Es un día largo de carretera, pero las vistas lo compensan.
Plaza Jemaa el-Fna: teatro al aire libre lleno de vida.
Medersa Ben Youssef: joya de la arquitectura islámica.
Jardines Majorelle: oasis azul diseñado por Yves Saint Laurent.
Palacio El Badi: ruinas históricas con encanto decadente.
Zocos de Marrakech: laberinto de colores, olores y sonidos.
Dunas del Erg Chebbi: las más altas de Marruecos.
Lago Dayet Srij: hogar de flamencos (en temporada).
Pueblos bereberes como Khamlia, famoso por la música Gnawa.
Excursiones en 4×4 o quads por el desierto.
Campamentos de lujo con cenas bajo las estrellas.
Compartir un té con los bereberes.
Visitar un mercado tradicional en Rissani.
Aprender a preparar un tajine.
Ver el cielo nocturno sin contaminación lumínica.
Estas experiencias te conectan con la esencia del país y su hospitalidad legendaria.
En Marrakech, elige entre riads tradicionales en la Medina o hoteles modernos en Gueliz.
En Merzouga, puedes optar por campamentos bereberes, haimas de lujo o kasbahs familiares.
Algunas recomendaciones:
Riad Les Ammonites (Marrakech)
Kasbah Chez Youssef (Merzouga)
Prueba el tajine, el cuscús y el pan bereber cocido en horno de barro. En el desierto, disfruta del mechoui (cordero asado) y los dátiles frescos de Rissani.
Y, por supuesto, acompaña todo con un buen té a la menta, símbolo de hospitalidad.
Lleva dinero en efectivo; los cajeros son escasos fuera de Marrakech.
Usa ropa ligera pero respetuosa.
Protégete del sol y mantente hidratado.
Si viajas por tu cuenta, considera alquilar un coche o un tour organizado.
Aprende algunas palabras en árabe o bereber: un simple “shukran” (gracias) abre muchas puertas.
Los marroquíes son muy hospitalarios. Es común ser invitado a tomar té o a compartir una comida. Sin embargo, recuerda pedir permiso antes de tomar fotos y vestir de forma respetuosa, sobre todo en zonas rurales.
Gafas de sol y crema solar
Bufanda o pañuelo (para el viento del desierto)
Zapatos cómodos
Linterna o frontal (si duermes en el desierto)
Cámara o móvil con buena batería
Ropa abrigada para las noches frías del Sahara
Un viaje de Marrakech a Merzouga no es solo una excursión, es una experiencia vital. Desde los zocos llenos de vida hasta las dunas silenciosas del Sahara, Marruecos te envuelve en una mezcla única de cultura, aventura y hospitalidad.
Si buscas un viaje que despierte tus sentidos y deje huella, este recorrido es para ti.
1. ¿Cuánto dura el trayecto de Marrakech a Merzouga?
Aproximadamente 9 horas en coche o 3 días si se hace con paradas turísticas.
2. ¿Es seguro viajar al desierto?
Sí, siempre que lo hagas con una agencia local o guía experimentado.
3. ¿Se puede dormir en el desierto?
Sí, hay campamentos desde básicos hasta de lujo, todos con cenas y música bereber.
4. ¿Qué tipo de ropa debo llevar?
Ropa ligera de día y algo abrigado para la noche. No olvides un sombrero o pañuelo.
5. ¿Puedo hacer el viaje con niños?
Sí, aunque es recomendable hacerlo con más días para que sea menos agotador.